Aunque la pregunta parezca un tanto disparatada, les aseguro que existe un estrecho vínculo entre ellos. Ambos han sido lanzados como armas arrojadizas sobre dos líderes políticos -uno ya ex- salpicados por la controversia y la animadversión de un sector de la sociedad.

La segunda parte data de hace unos días. Como ha dicho hoy el escritor, Javier Reverte, durante su conferencia en ABC, todos acabamos hartos del típico souvenir con el que nos obsequia algún familiar al regreso de su fascinante viaje. Reconozcámoslo. Aunque nos horripile y cada día acumule más polvo, uno no tiene la valentía suficiente para deshacerse de él. Ahora bien, cuando llega el momento se experimenta "una gran liberación". Eso le debió de ocurrir el pasado domingo al italiano Massimo Tartaglia, con una reproducción en miniatura del Domo de Milán. ¿Habrá que encontrarle alguna finalidad a este zarrio?, se preguntaría. La figurita se convirtió en dardo y Silvio Berlusconi en diana. Permanecerá hasta mañana en el hospital con dos dientes rotos y fractura nasal.
El Domo se ha convertido "en el souvenir estrella" del momento. El modelo de figura empleado como arma mide unos diez centímetros y cuesta 12 euros. Aún no se sabe si el "boom" de ventas se debe a la repercusión mediática del hecho o al nuevo símbolo que enarbolan los detractores de "Il Cavaliere".
De cualquier modo, la violencia no es la forma de alejar al individuo del poder. Es en las urnas donde se ha de materializar el odio y el castigo hacia un político. En la realidad italiana se impone lo contrario. Pese al "annus horribilis" de Berlusconi, en las pasadas elecciones provinciales y europeas el pueblo volvió a respaldarlo.
1 comentario:
Mmme gustas mordaz.
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