jueves, 11 de febrero de 2010

Contenedores de desechos humanos

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España tiene una tasa de delitos mucho menor que la media europea, -la del Reino Unido duplica la nuestra-. El 90% de los españoles cree que el país es cada vez más peligroso. A ello se le une la sensación generalizada de impunidad e ineficacia del sistema judicial español. Los datos lo desmienten. La población reclusa española aciende a casi 76.000 individuos y se ha incrementado en un 400% en el periodo de 1980 a 2009. Nuestro código establece el límite máximo de las penas de prisión entre 30 y 40 años, ¿alguna vez se han planteado lo que supone pasar día tras día, mes tras mes y año tras año encerrado en seis metros cuadrados? "Pues que no lo hubieran hecho, que paguen por ello" saltarán vehementemente algunos. No abogo por la impunidad, sólo por la coherencia.

















De nuevo, se ha reabierto el debate sobre la idoneidad de la cadena perpetua. Para combatir las opiniones impregnadas de odio y venganza un grupo de abogados ha creado la plataforma "Otro Derecho penal es posible". Uno de sus integrantes es Julián Ríos y la semana pasada concedió una entrevista a El País.

"La cárcel es durísima", asegura. "La sociedad no es consciente de lo que supone estar preso; es una devastación vital". En su casa han estado dos ex presos que pasorm más de 20 años en la prisión. Los dos acabaron suicidándose. "Uno de ellos me robó el equipo de música. Se presentó ante el juez, le confesó lo que había hecho y le dijo que quería volver a la cárcel; que no sabía vivir fuera. Se quitó la vida días más tarde".

La edad media de la población reclusa se halla entre los 30 y los 40 años, según se desprende de este gráfico. Pero hoy la opinión pública fija su mente en los casos de Sandra Palo, Marta del Castillo o Mari Luz Cortés. Lás lagrimas de sus familiares inundan los medios de comunicación a cualquier hora. "A esos mano dura" gritan eufóricos los testimonios que acompañan a esas truculentas historias de desapariciones, violaciones y asesinatos. Los autores de estos casos son jóvenes -ninguno se encuentra entre la media de los treinta y los cuarenta- y sobre ellos recae toda la sed de venganza de la sociedad, que algunas formaciones políticas utilizan con fines espurios. Los expertos del sistema penal y penitenciario denuncian su expulsión del debate público, acaparado por el griterío callejero que silencia sus opiniones sobre la reforma de las instituciones.

1 comentario:

FERNANDO DEL VAL dijo...

Los rebuznos siempre son más telegénicos que cualquier análisis pausado. Cuánta razón, Ana.