miércoles, 3 de marzo de 2010

Audiencia celestina

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La caja tonta se ha convertido en un abrevadero donde saciar la sed de espectáculo barriobajero, casposo y ordinario del personal. La proliferación de programas que buscan pareja a seres solitarios, que vagabundean por los pasillos de los diferentes estudios televisivos o productoras, mina la dignidad de la sociedad.

Bajo el paraguas de la evasión se amparan miles de espectadores que invierten su ocio en contemplar cómo el mediocre Muñoz Escassi se deja agasajar por una veintena de mujeres, cómo un granjero busca esposa entre pajas o cómo los deslenguados de Hombres, mujeres y viceversa berrean en el plató.

"No eres demasiado golfa para mí" le espeta el jinete y asiduo colaborador en trifulcas rosas a una participante, mientras otra fémina le masajea casi en cueros. Todo esto en el prime time de un domingo familiar en el que los televidentes, niños incluidos, saborean el flan del postre, al son de una retahíla de aportaciones burdas, improperios y obscenidades.

La apología al machismo, la promiscuidad y las malas maneras rigen los guiones de estos espacios donde la audiencia se convierte en alcahueta por un día. Los showman son sólo la cabeza de turco de unos ambiciosos intereses económicos, que cuando el televidente decide pulsar un botón se van al garete.

Las tablas del share reflejan cada mañana cómo el público respalda este festival de memeces con su atención. Al fin y al cabo unos sólo tratan de hacer negocio, los otros, voluntariamente, sin nada material a cambio, eligen hundirse en el sofá en compañía de esos malditos bastardos. El público no se gana el pan, sólo desea apartar su mente de sus propias miserias para inmiscuirse en las de otros y hallar consuelo en el triste “siempre hay alguien peor”.

1 comentario:

FERNANDO DEL VAL dijo...

¡Cómo está el patio! ¿Y no hay quien pase una fregona?