miércoles, 14 de abril de 2010

Sin palabras

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Un silencio, un suspiro, un portazo... ¿Qué se dice sin hablar?
La comunicación no verbal aporta el 55% del mensaje que recibimos.

Flora Davis
muestra cómo intuir la verdad de lo que el interlocutor trasmite. Ayuda a interpretar los signos corporales que inconscientemente se realizan y así ser capaces de verificar y constatar si lo que el interlocutor enuncia se corresponde con lo que realmente quiere decir.

El cuerpo habla un lenguaje más sincero que los labios. Con miradas, gestos y posturas enunciamos más de nosotros mismos que con un simple discurso. Las manos fuertemente apretadas denotan tensión, las piernas cruzadas actuarían como una barrera o una dilatación de la pupila podría significar que nos encontramos ante algo que nos gusta especialmente.

El lenguaje del cuerpo es un vehículo mágico para colarse en la mente de los demás. En multitud de ocasiones la comunicación no verbal no subraya lo que se expresa sino que contradice.

La obra comienza aclarando que la comunicación verbal no tendría sentido si no estuviese acompañada de la comunicación no verbal, ya que ésta rara vez engaña, mientras que la comunicación verbal puede verse influenciada por los intereses de la persona. Sin embargo, todo aquello que abarca la comunicación no verbal es muy difícil de ser manipulado. Además, todos estos componentes de la comunicación no verbal exteriorizan lo que cada persona piensa y siente verdaderamente.

Pero se plantea un problema; la mayoría de los elementos que pertenecen al amplio campo de la comunicación no verbal acontecen en un tiempo apenas perceptible para el consciente de nuestro cerebro, únicamente analizándolo en escenas de películas pasadas a cámara lenta se podrá captar y percibir la comunicación no verbal que tiene lugar en ese preciso instante.

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